Segunda parte del artículo dedicado a este caza.

Volviendo a las ametralladoras, en la versión inicial del Sabre estas estaban protegidas del entorno por unas compuertas, que se abrían conforme el piloto accionaba el gatillo. No obstante, tras ciertos problemas de fiabilidad, a partir del F-86A-5, se eliminaron hasta el final de la producción de este. En el pedestal de la cabina, un interruptor activa un calentador para las mismas, especialmente diseñado para evitar problemas de cualquier tipo por bajas temperaturas (desde 1,7º hacia abajo). Este sistema calefactor actúa tanto en la propia ametralladora como en la caja de municiones, existiendo por tanto un total de dos calentadores por ametralladora. La convergencia de las ametralladoras, así como el número total que van a disparar tras la acción del piloto sobre el gatillo, se ajustan en tierra.
El uso del AN/APG-30 y la mira óptica permitían mantener al piloto con el blanco enganchado. El alcance de búsqueda -rango- y el enganche/desenganche se producían gracias al mando de gases (rotatorio para el ajuste del rango -uso del giro de la muñeca-, y un interruptor de enganche-desenganche en la zona superior). Para cambiar de blanco, se empleaba un interruptor situado en la palanca de control. Jugar con todos los sistemas a la vez permitía al piloto de caza ejercer su cometido, de forma similar -salvando las distancias- a un HOTAS moderno, otra innovación del F-86 Sabre. Evidentemente, cuanto más cerca estuviera el blanco del suelo o se moviera hacia él, más difícil le resultaba al radar, de los años 1950, mantener el enganche a causa del ruido generado por el terreno.
El bombardeo era más complejo y excede el límite del Blog, basta decir que con dos sistemas en cabina, uno denominado MPC y un altímetro de bombardeo (basado en parámetros de altitud-presión), se podía determinar el punto de bombardeo, añadiendo además a la operación el ángulo de picado deseado (las marcas de la cúpula nos lo indican) y el visor A-4. A este, que sería el bombardeo tradicional, se añade el LABS (Low Altitude Bombing System) que permite un bombardeo a baja altitud y que, cuando se activa el interruptor correspondiente, subordina el visor A-4 a esta operación. El lanzamiento de bombas y cohetes se realizaba a través de un pulsador situado al lado de la seta de compensadores, al igual que en los aviones actuales.
Finalmente, el F-86 Sabre también podía llevar el Sidewinder con unas muy leves modificaciones, en concreto, el AIM-9B. El lanzamiento se producía con el gatillo, el mismo que accionaba las ametralladoras, sólo que previamente se había seleccionado este tipo de armamento. La velocidad máxima del modelo B era de Mach 1.7 sobre la del avión de lanzamiento. No obstante, un comentario al respecto: para lograr un derribo, había que lanzar el misil a las seis del blanco, entre 2-3 G´s como mucho, apuntando la mirilla del visor A-4 prácticamente a la tobera de escape, y a una distancia muy cercana respecto a lo que estamos acostumbrados hoy en día, para poder oír el famoso gruñido a través de los cascos y poder lanzar el misil. Y ahí, justo cuando se ha lanzado el misil, puede presentarse el siguiente problema: cualquier maniobra evasiva -brusca- podía hacer que el misil fallase el blanco, dependiendo de la calidad de la electrónica del propio misil, la cercanía con el terreno (el terreno absorbe y emite radiación infrarroja del sol en grandes cantidades), la posición relativa del sol con respecto del lanzamiento (el emisor de radiación infrarroja por excelencia), e incluso, las nubes, otros emisores – receptores de emisión infrarroja.
En general, el F-86F Sabre era un avión de combate sin vicios, pulido en la Guerra de Corea en sucesivas versiones y variantes, con una gran estabilidad dinámica y como plataforma de combate en todos los sentidos y que gracias al estabilizador monobloque, a las dimensiones del estabilizador vertical y el timón de cola (altamente optimizado para el combate aéreo), a la inclusión de un sistema hidráulico de control irreversible y al sistema de sensación artificial, permitía un gran control del aparato no sólo en la maniobra de picado, sino en definitiva, durante toda su envolvente de vuelo y con todas las configuraciones de armamento posibles. Sólo había que tener especialmente cuidado con el manejo brusco del mando de gases a bajas velocidades y altos ángulos de ataque entre el 100-90% de RPM´s disponibles, ya que aumentaba el riesgo de padecer el compressor stall.