
Es un centro de formación para obtener la licencia de piloto de ultraligeros, piloto privado y piloto de drones.
¿Cómo surge la idea de formar esta escuela de vuelo?
Tiene mucho que ver con el nombre, pues “dare” en inglés significa atreverse, y eso es lo que sucedió. Después de tres o cuatro años dando forma a la idea , poniendo puntos en común y conviviendo con una situación de crisis económica , se puso el proyecto en marcha y se siguieron los pasos para hacerlo realidad
Dares Aviation comenzó el 5 de abril de 2016, cuando se impartió la primera clase teórica en el aula.
¿Quiénes formáis la empresa?

El equipo está formado por cuatro personas: Jesús, Sergio y Dani, pilotos comerciales que impartían clases en otras empresas y que tienen la misma visión de cómo debería ser la formación de futuros pilotos, y José Domingo, que es el responsable de llevar la parte empresarial y comercial. Entre todos hay una muy buena relación profesional y personal.
¿Realmente es necesaria una licencia para pilotar drones?
La legislación es un poco ambigua. AESA no especifica la necesidad de una licencia para pilotar un dron cuando se trata de un hobby, pero la requiere si el resultado de dicha actividad es comercial, se perciba o no dinero por ello. Por ejemplo, si se usa el dron para obtener imágenes aéreas de localidad y, después, el ayuntamiento las usa para promocionarse, eso constituye un uso comercial de las imágenes, aun cuando se hayan cedido gratuitamente. En este caso sí se requiere una licencia para pilotar el dron. También en el caso de que se use el dron para trabajos propios, como pudiera ser el de un ingeniero de caminos.
¿Qué se necesita para obtener la licencia de piloto de drones?
Lo primero es contar con una ATO, es decir, una escuela que está reconocida para poder formar a pilotos de drones y emitir la licencia correspondiente. Dares Aviation cumple con todas las normativas y requisitos.
También se requiere un certificado médico específico, como cualquier piloto. Hay que tener en cuenta que el dron, al ser un aparato que vuela, entra en el ámbito aeronáutico, es decir, es una aeronave y, con ello, queda afectado por la legislación que regula todo este campo.
Decís que todo comenzó, poco más o menos, al daros cuenta que teníais la misma idea sobre la formación de pilotos.
El objetivo principal es tratar más de acompañar que de enseñar. Este concepto se lleva a la práctica en la manera de dar las clases. Durante la formación, se transmite un ambiente muy participativo. Hay incluso preguntas de los alumnos que resultan un reto para los formadores.
El 90% de la formación de drones se da online, que lejos de alejar al profesor de los alumnos, nos permite una interacción más directa, además de permitirles administrar mejor el tiempo que pueden dedicar a la formación y, así, compaginarlo con sus trabajos.
También hay clases presenciales. En el curso online en concreto, un fin de semana intensivo en el que tras once horas de clases teóricas, muchos alumnos afirman que se les hace corto. Esto puede dar una idea del ambiente y el estilo que se genera.
Es importante recalcar que se valoran y estudian las necesidades del alumno, personalizando con cada cliente el plan de formación para optimizar los tiempos de los que dispone.
Todo esto es lo que permite asegurar que la máxima prioridad es la cercanía con el alumno.
¿Cuál es vuestro objetivo como formadores?
Asegurar una sólida base teórica para ser capaz de volar y reafirmándola en los vuelos de práctica.
Es cierto que la habilidad para volar, “llevar” el avión, se obtiene por la práctica, pero cuando esta práctica desaparece solo tener una sólida base teórica permite retomar con garantías el vuelo. El que solo ha aprendido a “llevar” el avión pierde esta habilidad si no practica, mientras que nuestros alumnos siempre serán capaces de retomar el vuelo de manera segura, aún cuando hayan estado un tiempo sin pilotar.
Habéis comentado que comenzasteis en medio de una situación económica complicada. ¿No existe mucha competencia en este campo como para atreverse a montar una escuela de vuelo?
Lo cierto es que la demanda dentro del campo de pilotos de ultraligeros y pilotos privados es muy heterogénea, lo que hace que el abanico de posibles clientes sea más amplio que en el caso de las academias de pilotos comerciales.
A parte, muchos de nuestros clientes comienzan con el curso de piloto de ultraligero como primer paso para obtener posteriormente el de piloto privado, que se trata de una licencia deportiva y que permite volar en el extranjero, mientras la licencia de ultraligero es solo de ámbito nacional.
Hubo otros tiempos en que parecía que la única vía para ser piloto parecía ser la militar, para lo cual las exigencias físicas, especialmente la visual, eran elevadísimas, pues ser piloto comercial era algo al alcance de muy pocos por su elevadísimo coste. ¿Sigue siendo así?
Actualmente se ha facilitado mucho el acceso de la gente a poder pilotar, especialmente desde el desarrollo de los ultraligeros a los actuales modelos.
En lo académico, no existe una exigencia de estudio mínimos, si bien es verdad que toda formación que se haya recibido ayuda y facilita la tarea de asimilar conceptos y conocimientos.
Las limitaciones físicas son mínimas, no muchas más de las que exigen para poder obtener otras licencias. En cuanto a la vista, si no se trata de algo grave el hecho de llevar gafas ya no es un impedimento. Por ejemplo, si alguien es daltónico lo único que se le restringe es el vuelo nocturno, pero durante las horas diurnas puede volar perfectamente.
En cuanto a lo económico, en algunos casos, como la licencia de ultraligero, no es mucho más caro que lo que cuesta sacar el carnet de otros vehículos. No es barato, pero tampoco resulta excesivo. En nuestro caso ofrecemos facilidades para el pago, como por ejemplo hacerlo por módulos.
¿Usáis mucho el simulador para formar a los alumnos en el vuelo?
De hecho no lo usamos nunca. Todas nuestras prácticas son en vuelo real. Para ello intentamos adaptarnos en lo posible al alumno, tanto en el horario como en las horas y tipo de práctica que precisa.
¿Mucho miedo en las prácticas?
No, para nada. Ya hemos dicho que damos una base teórica que permite a nuestro alumnos volar con seguridad. Son muchos años de práctica y formando.
¿Qué es lo más complicado en vuestro trabajo?
Sin duda alguna la parte teórica, o mejor dicho, vencer la actitud inicial que muchos alumnos tienen hacia ella, como algo farragoso y pesado. Trabajamos mucho sobre ello, sobre todo por el concepto que tenemos de la teoría como base del vuelo.
Para nosotros no existe el alumno imposible, sino que todo depende del tiempo que necesite para poder superar los objetivos y presentarse con éxito a las pruebas de licencia.
Hablando de tiempo, ¿cuánto tiempo en necesario para poder obtener la licencia de vuelo?
En circunstancias normales, el curso dura aproximadamente un año entero. Nuestra meta es presentar al alumno al examen que pone la AESA y que lo supere.
Hay que tener en cuenta que existe una limitación de tiempo para la parte teórica que comienza cuando el alumno se presenta al primer examen en alguna de las nueve materias que se requiere aprobar para obtener la licencia. Desde ese momento el alumno tiene 18 meses para acabar la formación y superar las nueve materias. Para ello cuenta con seis convocatorias y cuatro intentos por materia.
¿Existe alguna materia que se pueda considerar “María”, en el concepto clásico de algo que se aprueba muy fácilmente?
No en ese concepto, pero sí es verdad que hay algunas asignaturas que son más fáciles que otras.
¿Por qué habéis elegido tener vuestra sede en Cuatro Vientos?
Elegimos el aeródromo por su atractivo (lo dice señalando la ventana desde la que se ve la pista del aeródromo). Además aquí tenemos dos aviones, uno de ellos en propiedad, con los que hacemos las prácticas de piloto privado. Aquí contamos con nuestro despacho, que hace las veces de sala de entrevistas y de aula cuando se trata de pocos alumnos, y un aula en la que impartimos las clases a grupos.
Además, estar en Cuatro Vientos nos facilita otras cosas, como tener cerca un centro médico al que consultar en caso necesario.
A parte de nuestra sede trabajamos en un aeródromo cerca de Segovia para las prácticas de ultraligero, dado que no pueden operar en Cuatro Vientos. Para las prácticas con drones también tenemos que desplazarnos fuera del aeródromo, dado que está prohibido su uso dentro del mismo.
Quiero ser piloto. ¿Qué hago?
Lo primero que recomendamos es venir a nuestro despacho para conocernos, saber qué espera el alumno, ver posibilidades de tiempo… Puede ver información en nuestra página web, pero siempre será mejor una entrevista personal que nos permita, antes de formalizar la matrícula, haber elegido el mejor plan posible para su formación y, en último término, obtener la licencia en el examen de la AESA.
¿Qué es lo peor de vuestro trabajo?
¡La burocracia! Al final se van muchas horas detrás de papeles que hay que revisar, rellenar, firmar, entregar…
¿Y lo mejor?
Sin duda alguna ser “realizadores” de sueños. Esto es algo que no puede decirlo todo el mundo: nosotros ayudamos a la gente a alcanzar su sueño de volar.
Nuestro trabajo es vocacional: hacemos lo que nos gusta y nos apasiona.
Sólo nos queda agradecer a Dares Aviation su colaboración y disponibilidad. Os invitamos a visitar su página web y solicitar información. También están en las principales redes sociales.
Teléfonos de contacto: 663 827 314 – 650 842 256 Email: dares@daresaviation.com