A LOS 79 AÑOS DE LA MUERTE DE JOAQUÍN GARCÍA MORATO.
EL CUADRO MÁS BELLO DEL MUSEO POR SU CONTENIDO Y SU MENSAJE.
Se ha cumplido ya el 79 Aniversario de la muerte el 4 de abril de 1939 en una exhibición del máximo “As” de la Aviación de caza española Joaquín García Morato. Durante años en el Museo en el Hangar Nº 1, ha habido un cuadro que llamaba mucho la atención por su tamaño y la belleza de sus trazos, Se trataba de una gran batalla aérea y representaba un hecho de gran valor cuando una pequeña patrulla de tres aviones mandada por el capitán García Morato, se enfrentó el 18 de febrero de 1937 en la “Batalla del Jarama” a un gran número de enemigos. También llamaba la atención su autor, pues siendo un prestigioso pintor Eusebio Alonso, antes durante la Guerra Civil fue aviador republicano tripulante de los bombarderos Tupolev SB Katiuska, y autor de su emblema que se expone en el Hangar Nº 2. Fue reconocido como Comandante de Aviación. Su autoría es un mensaje final de entendimiento entre los aviadores.
Joaquín García Morato nació en una casa militar de Melilla el 4 de mayo de 1904. Ese mismo día en otro piso de la misma casa nació otro niño Urbano Orad de La Torre llamado a protagonizar también importantes hechos en la Guerra Civil. Los padres jefes del Ejército eran amigos. Morato, que demostró grandes aptitudes para el tiro y la caza ingresó con 16 años en la Academia Militar. En septiembre de1923 ya alférez regresó a su tierra natal con el Regimiento expedicionario de Navarra participando en importantes operaciones en Tistutin y Dar Drius, donde se establecerían un cuartel de la Legión y un aeródromo. En 1924 se hizo piloto civil y poco después piloto de Guerra en Cuatro Vientos. Destinado a Tauima, también cerca de Melilla, practicó el bombardeo y abastecimiento a posiciones sitiadas con aviones DH-9. Y con el ágil caza BRISTOL F2B, el ataque en vuelo rasante que llegaría a ser una de sus grandes cualidades. Terminada la Guerra de Marruecos en 1927 Morato había totalizado 57 servicios de Guerra. En 1929 pasó a la escuela de Transformación y Caza que utilizaba los aeródromos de Guadalajara y Alcalá de Henares. Allí coincidió con lo más granado de la Aviación española: Carlos Haya que acabaría siendo su concuñado, Joaquín Collar héroe del vuelo Sevilla-Méjico, Martínez de Pisón y teniendo como Jefe a Ignacio Hidalgo de Cisneros que en la Guerra Civil ascendería a General y llegaría a mandar la Aviación republicana.
En 1935 en Lisboa con un avión similar al Fleet -28 que expone el Museo en el Hangar-5 y frente al que se fotografió, dentro de un campeonato no oficial de acrobacia aérea realiza portentosas exhibiciones que le hubieran otorgado un primer o segundo lugar Al comenzar la Guerra García Morato se encontraba en Gran Bretaña adquiriendo un avión para un médico amigo. Al regresar se encuentra la gran dificultad de la falta de aviones de caza, pero el 12 de agosto consigue su primera victoria al derribar un Vickers Vildebeest sobre Loja pilotando un anticuado Nieuport-52. El 28 de agosto con un avión Junkers-52 copilotando con el alemán Von Moreau bombardearon el Ministerio de la Guerra alcanzándolo en una esquina con una bomba de 250 kg. Pero lo que parecía iba a ser un “paseo militar” con una fácil toma de Madrid cambió en noviembre con la reorganización del Ejército republicano por Miaja y Rojo, la llegada de una gran cantidad de aviones soviéticos de caza Polikarpov I-15 e I-16 y de las Brigadas Internacionales. Ello dio lugar a una serie de batallas en torno a Madrid con importantes pérdidas para ambos bandos
El 15 de febrero de 1937 los italianos habían perdido sucesivamente cinco jefes de escuadrilla derribados, muertos o prisioneros por lo que se dio la orden en plena “Batalla del Jarama” de dejar a los bombarderos sin protección. Al saberlo el Jefe accidental de los Junkers-52 españoles capitán José Calderón Gaztelu dijo: “yo bombardearé mañana caiga quien caiga”.
Y efectivamente el 16 voló hacia sus objetivos sin caza. Atacado por varios I-16 “Mosca”, pilotados por rusos fue alcanzado en la nodriza de combustible falleciendo los dos pilotos José Calderón Gaztelu y Francisco Taillafer. El resto de la tripulación se lanzó en paracaídas falleciendo el cabo ametrallador Felipe Gómez Rojas al tener que desprenderse de su paracaídas que se incendió. Los demás fueron ametrallados el sargento Mendílibar recibió tres balazos en las extremidades y alférez observador Ángel Seibane Cagide y el sargento Cañizares resultaron ilesos. Los tres fueron salvados por el Teniente Coronel Ángel Lamas Arroyo y otros mandos republicanos y canjeados el 30 de septiembre de 1937. A Calderón Gaztelu se le concedió en 1948 la laureada de San Fernando, que fue la sexta y última concedida en Aviación.. Un cuadro de gran tamaño de Juan Antonio Abellán inmortaliza este derribo del heroico Calderón.
Esta circunstancia motivó que a la “Patrulla Azul” de Joaquín García Morato que protegía Córdoba y los abastecimientos que efectuaba Carlos Haya a los sitiados en el Santuario de Santa María de la Cabeza, se le diera la orden de abandonar estas misiones y trasladarse urgentemente a la zona de operaciones en plena Batalla del Jarama.
EL CUADRO DEL MUSEO DE LA HAZAÑA DE GARCÍA MOTATO
El 18 como estaba previsto los bombarderos Junkers-52 españoles se dirigieron a sus objetivos. La “Patrulla Azul” integrada en “La aviación Legionaria” bajo las órdenes italianas de no intervenir en territorio enemigo, al ver que una gran cantidad de cazas Polikarpov I-15 “Chato” e I-16 “Mosca” atacaban a sus compañeros, a pesar de su tremenda inferioridad en número se lanzaron hacia ellos. García Morato “halcón”, pilotando el FIAT-32 3-5I, y flanqueado por Narciso Bermúdez de Castro “avutarda” el 3-52 y Julio Salvador Díaz-Benjumea “mirlo” en el 3-53. Los tres aviones en el magnífico cuadro de Eusebio Alonso vuelan hacia el enemigo en el ángulo superior izquierdo. En el ángulo inferior izquierdo y en menor tamaño y con la tierra por debajo, aparecen seis Junkers-52 que iban solos sin cazas a cumplir su misión, les acompañarían dos Romeo-37. En el centro grandes nubes parecen separar por muy poco tiempo a los contendientes. En la parte central superior una patrulla de I-16 “moscas” y en el ángulo superior derecha una segunda patrulla de tres moscas. En el lateral derecho dos “moscas” pican hacia los bombarderos españoles mientras un tercero ha modificado su rumbo al apercibirse de la presencia de los tres FIAT españoles y aprovechando su mayor velocidad se dirige hacia ellos para atacarles. El cuadro siempre impresionó a los visitantes por su tamaño, la fuerza de sus imágenes y la majestuosidad y colorido de los cielos y de los aviones que representa.
En ese día sus compañeros italianos conducidos por el capitán Nobili conocido por “Notabile”, ante el valor de sus compañeros españoles no les dejaron solos y se sumaron al combate que fue el mayor de la Guerra interviniendo cerca de un centenar de aeroplanos. Además de los aviones reseñados participaron un gran número de I-15 “chatos” pilotados por soviéticos, españoles y voluntarios americanos. Ningún español de los dos bandos resultó derribado. Si lo fueron los norteamericanos Allison, Dhal, y dos pilotos soviéticos. A Morato se le concedió la laureada de San Fernando individual y a sus dos compañeros de la Patrulla Azul la laureada colectiva y después la medalla militar individual.
Joaquín García Morato falleció en accidente pilotando su Fiat 3-51 en una exhibición aérea en Griñón el 4 de abril de 1939. A titulo póstumo y para su viuda y descendientes se le concedió el Condado de Jarama. El Museo expone en el Hangar-3 las ametralladoras del avión 3-51 y el empenaje se ha colocado en un FIAT CR-32 con la numeración 3-52 de Bermúdez de Castro. También se expone parte de un plano de Potez-54, en él están escritos los nombres de todos los fallecidos en combate o accidente del “Grupo Azul de Morato” y dibujadas las siluetas de los aviones que a lo largo de la Guerra sus componentes derribaron. Cerca del Fiat CR-32 “Chirri”, hay un Polikarpov-I-15 “Chato”. García Morato derribó su primer I-15 el 5 de noviembre de 1936 sobre Alcorcón. El Museo lo ha decorado con el nº 125, que perteneció a Joaquín Calvo quien como jefe de escuadrilla entregó sus aviones en Barajas el 29 de marzo de 1939 y llegó a Presidente de la Asociación de Aviadores de la República. Calvo relató que en un combate aéreo sus ametralladoras se encasquillaron y un piloto de Fiat con casco blanco al darse cuenta de ello pasó a su lado sin dispararle y le saludó. Cuando vio en la vitrina de Gª. Morato un casco blanco supo quien era su caballeroso oponente. Morato cuando un enemigo derribado se lanzaba en paracaídas daba círculos a su alrededor para que nadie le disparara. Cuando falleció el caballero del Aire García Morato tenía en la Guerra 2.871 horas de vuelo, 511 servicios en acción de guerra, participó en 144 combates aéreos derribando 40 aviones seguros y 12 más probables. Lo que le convirtió en el máximo “AS” de la Historia de la Aviación española.
Juan Manuel Riesgo, Jefe de las Secciones Histórica y de Exposición del Museo 1983-2002