3ª Parte; LOS MODOS DE DISPARO DE LOS MISILES DE COMBATE AÉREO EN EL EJÉRCITO DEL AIRE DE LOS AÑOS 1970: EL MATRA R530

Los misiles de combate aéreo habían hecho su aparición en forma de prototipos muy a finales de los años 1940, tanto en su variante de guiado por radar, como la variante infrarroja (IR), dando lugar al AIM-4 Falcon (variante radar e IR), el AIM-7 Sparrow (variante radar, con alguna incursión en variante infrarroja) y AIM-9 Sidewinder (variante infrarroja, que a su vez tuvo alguna incursión en variante radar). Simplificando mucho los desarrollos y motivos, se puede decir que todos los desarrollos de misiles de combate aéreo surgieron a partir de los estudios y conclusiones americanas y Francia no fue en absoluto una excepción, pese a que, efectivamente, comenzaron sus propios estudios en el año 1948 con el Matra M.04 que se puede ver acompañando estas líneas. Sin embargo, eso también hizo que las carencias de los misiles americanos se trasladasen a estas otras industrias, de forma evidentemente más acentuada.
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Matra M.04. (FlightGlobal) |
Ningún misil aire-aire fue diseñado originalmente para el combate entre cazas: su objetivo era el derribo de posibles bombarderos soviéticos que penetrasen las fronteras de países de Europa Occidental, es decir, estamos hablando de objetivos con escaso margen de maniobra, con un rumbo y actitud más o menos constante, cualidades en definitiva de las que un caza no hace gala durante el combate. Es más, hoy en día, con todos los avances en materia de electrónica y sensores integrados en las aeronaves, no se puede hablar de un sistema de armas (entendiendo como tal el trinomio formado por piloto-avión-armamento) cuya probabilidad de derribo o probability of kill (PK) sea del 100% o, ni siquiera, cercana a este valor, dado que a un avance de la “industria de armamento” le sigue otro avance en un relativamente corto espacio de tiempo de la “industria defensiva”, destinada a la evasión del impacto de dicho misil, de forma pasiva o activa. Con todas estas consideraciones, necesarias para asomarse –y a cierta distancia- a las complejidades a las que han de enfrentarse todas las personas implicadas en el desarrollo de programas de armamento, desde el mismo 1903 hasta el día de hoy, aparece el Matra 530 en escena mediados de los años 1950.
El Matra disponía como ya se ha mencionado de una cabeza buscadora intercambiable, capaz de funcionar bajo un guiado por radar o bien por infrarrojos. El guiado por radar consistía al igual que sigue sucediendo en la actualidad, en el enganche o lock on del objetivo por parte del avión atacante, con la particularidad de que únicamente se podía enganchar un solo objetivo, de forma que toda la potencia del radar se concentre en una determinada región del espacio (sin entrar en detalles, a esta modalidad específica de iluminación se la denomina onda continua o continuous wave –CW-) obteniendo por tanto datos de forma continua sobre la posición de ese blanco en el espacio, proporcionando al ordenador de control de tiro del avión una serie de datos iniciales con los que obtener una solución de tiro, solución que se comunica al misil en el momento de lanzamiento. A partir de este momento, en el que el misil ha dejado el pilón de armamento del avión de lanzamiento, se dirige al blanco gracias al eco o retorno de las ondas radar que se genera en el fuselaje del avión objetivo, lo que se conoce como navegación proporcional, navegación proporcional a la señal de retorno recibida, adoptando una actitud de “persecución adelantada” respecto al rumbo que tome el blanco, actuando el ordenador del misil sobre las superficies de control y modificando su posición de forma continua.
La desventaja está clara: sólo se puede seguir un único blanco durante todo el tiempo que el misil permanece en vuelo, de forma que la señal del eco o retorno se maximice, lo que conlleva a su vez la necesidad de no perder el enganche ni por un solo segundo: hacerlo significa perder completamente la posibilidad de impacto del misil y que este adopte una trayectoria balística desde ese mismo momento.
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Versiones del R530 expuestas en el Museo del Aire. (Autor). |
A este tipo de guiado se le denomina SARH (Semi-Active Radar Homing) y el piloto informa del lanzamiento del mismo indicando por radio el brevity code por el que se conoce a todos los misiles, sea cual sea su fabricante o denominación, según designación OTAN: FOX ONE.
Por el contrario, el lanzamiento de la versión infrarroja supone en los primeros misiles de este tipo la necesidad de situarse a la cola o seis del enemigo a relativa corta distancia y esperar a que el sensor del misil encuentre la zona por excelencia de emisión de este tipo de radiación: el motor a reacción, momento en el que el piloto recibe una señal en forma de sonido o ruido a través de los cascos y puede efectuarse el lanzamiento. A mayor sensibilidad de la cabeza buscadora, lo que conlleva el empleo de refrigerantes y electrónica de calidad, mayor distancia de detección y mayor PK del misil, hasta llegar a los estándares de hoy en día, en forma de misiles infrarrojos todo aspecto y con capacidad de disparo “por encima del hombro”. No obstante, en los primeros momentos de la vida de este tipo de misiles, estos adolecían de ciertas carencias, como el perder el blanco ante una maniobra brusca o la necesidad de utilizar la mira o retícula del visor del avión para el enganche del blanco (el buscador del misil estaba orientado al infinito respecto esa posición).
En definitiva, mucho se ha recorrido desde los años 1950 hasta hoy en día, aunque con un importante matiz que desmiente la efectividad completa de los misiles contemporáneos, incluso de los que están ahora mismo en desarrollo como el Meteor: todos los avances en este campo experimentaron un salto gigantesco en la Guerra de Vietnam, apareciendo múltiples revisiones tanto del Sidewinder como del Sparrow, revisiones con efectividad potenciada con la llegada de la electrónica en estado sólido y la relegación de la electrónica analógica cada vez más a un segundo plano, es decir, lo que se conoce como “probado en combate”, de forma similar a lo que casi 20 años atrás ocurrió con el F-86 Sabre durante Corea. Paralelamente, las técnicas de empleo y dispositivos de guerra electrónica también han experimentado el mismo avance. Por tanto, realmente y como en la mayoría de los casos, estamos en una cierta situación de equilibrio, frágil pues hay más condicionantes, pero de relativo equilibrio al fin y al cabo.
NOTA: Este artículo es un apunte del libro que ha escrito Javier, a quien agradecemos muchísimo su colaboración desinteresada con este blog. No podemos menos que, si queréis profundizar más en el tema del guiado de misiles en el EA, compréis su libro en la Tienda del Museo. Os dejamos la referencia.
Guiado de Misiles de Combate Aéreo en el Ejército del Aire (Sistemas y Tecnología). 223 páginas. Ministerio de Defensa (Publicaciones de Defensa). ISBN 978-84-9781-764-6.
NIPO 083-12-151-4