Se realizaron varios trabajos en una jornada muy animada

En ocasiones, la asistencia de los voluntarios al Museo es como el Guadiana: sube y baja sin previo aviso. Los compromisos laborales, familiares, imprevistos, la propia opción del voluntario…, hace que algunos días seamos tres trabajando y otros días, como el pasado día 9 de febrero, seamos… ¡doce!
En estas ocasiones es cuando Ángel, nuestro coordinador, saca a relucir sus dotes de administrador y, con la colaboración de todos, distribuye el trabajo de la mejor manera posible para aprovechar el número de brazos disponibles.
De esta manera, se concentró el trabajo en gran medida en la Stinson, de la que ya se ha acabado la imprimación de la chapa inferior de la cabina de vuelo. ¡Parece mentira cómo estaba y cómo ha quedado!  Además, se está trabajando mucho en el capó del motor, como podéis ver en las imágenes. Paco Rivas se dedicó de pleno al cuadro de mandos de la Stinson, que está dando algún que otro quebradero de cabeza
A parte, Jesús se dedicó al compresor, para lo cual contó con la ayuda en ocasiones de Ismael. Casi consiguen que funcione. De echo, se puso en marcha durante unos momentos, pero dejó de funcionar (algo de válvulas, por lo que parece). Como solemos decir, la dedicación es tal que a Jesús casi le cierran el Museo y se queda dentro de lo enfrascado que estaba con el compresor.
En fin, una jornada de trabajo animado e intenso. Ya sabéis que estáis invitados e invitadas a uniros a este «trajín» de los hombres de amarillo. ¿Cómo?

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