El trabajo se centra en la restauración de las cabinas

Se decidió comenzar por las cabinas de mando, en las que tanto los cuadros de mando como las superfícies interiores habían sufrido un acusado deterioro. Así, poco a poco, con la colaboración de varios socios, se fueron realizando trabajos de limpieza, pintura y reparación de todos y cada uno de los elementos de las cabinas, desde la puerta de acceso hasta el último indicador del cuadro.
Como muestra, podéis observar cómo Jose, en la imagen que encabeza este artículo, se dedica a pintar con paciencia unos pequeños «mangos» (que me perdonen los más entendidos) del cuadro de mandos del Azor situado justo en la entrada del Museo, en el cual está desarrollando su actividad desde hace un tiempo. En la actualidad, como podréis observar en las imágenes, casi ha finalizado la mitad del cuadro de mandos. Puede ser interesante que comparéis el estado de la parte restaurada (arriba) con la que aún no lo ha sido (abajo).
En el otro Azor, que está situado detrás de los hidroaviones, el trabajo está bastante más avanzado. Alberto, el pasado sábado, procedió a darle la primera capa a la última parte del suelo de la cabina que le queda por pintar. Como nota anecdótica, indicar que el viento que soplaba el pasado sábado en el Museo hacía la tarea de entrar y salir del avión un tanto peligrosa por el riesgo de «portazo» que se corría.
Como podéis ver en la imagen inferior, el resultado final del trabajo realizado por los diversos socios que han ido aportando su grano de arena, a los cuales sólo cabe agradecer y felicitar por su trabajo, es magnífico.
De acuerdo, trabajo magnífico. Tiempo bien empleado.